Existe el libre albedrio?
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Existe el libre albedrio?
El otro dia hable con una persona que piensa que todos y cada uno de nuestros actos estan predeterminados por nuestra biologia, sin que podamos hacer nada por modificarlos. Segun su teoria (llamada determinismo), la configuracion del cerebro determina nuestra respuesta a cada acontecimiento o circunstancia...y nosotros no elegimos el cerebro que deseamos tener. En todo caso el "nosotros" se halla en nuestro cerebro, pero no depende de nuestra voluntad, sino que nuestra voluntad es un producto de la naturaleza que en cada caso la elabora como una maquina diferente disenada para actuar de una determinada forma. Personalmente, esta teoria me parece absurda por los siguientes motivos:
En primer lugar, existen personas con una forma de ser "innata"...que deciden cambiarla...y lo consiguen. Hay gente con unos impulsos negativos especialmente acusados (agresividad, ambicion, caracter pusilanime...) que, a fuerza de luchar contra sus demonios internos, logran ser el tipo de persona que su conciencia les reclama y que choca completamente con su "forma de ser" primigenia. El determinista podria decir que, si actua asi, es porque en su cerebro estaba escrito que lo haria...pero no tiene sentido. La naturaleza crea a un ser para que sea y no sea? Para que le genera unas apetencias, tendencias y deseos tan radicalmente imbricadas en su persona que al individuo le cuesta un calvario superarlas...si lo que quiere es que los abandone?
En segundo lugar, la naturaleza da instintos a los animales para que cumplan sus funciones vitales, de forma que la practica totalidad de los miembros de una especie actuan igual, de un modo mecanico, guiados por unos impulsos que no pueden controlar. Pero los hombres podemos decidir dejar de mantener relaciones sexuales, dar nuestra vida por una causa, realizar huelgas de hambre...o no. Habra hombres que se comporten como animales y otros que sean fieles a su humanidad. Que es lo que la naturaleza quiere, lo uno o lo otro? Porque esta claro que unos u otros le desobedecemos...y si podemos hacerlo es porque somos libres. Cada persona puede tener un caracter innato, pero hay un nucleo volitivo en cada individuo que le permite optar incluso por la negacion de los aspectos mas esenciales de su personalidad si estos son contrarios a su sensibilidad y su etica.
Obviamente la tesis determinista resulta util para justificar la degradacion de la humanidad. Asumiendola, el individuo puede caer a lo mas bajo y justificarse diciendo que actuar asi esta en su naturaleza y no puede evitarlo. Un ultimo argumento en favor de la libertad es precisamente este...que creer en ella nos lleva al florecimiento de la humanidad, y negarla a la oscuridad y el vacio.
En primer lugar, existen personas con una forma de ser "innata"...que deciden cambiarla...y lo consiguen. Hay gente con unos impulsos negativos especialmente acusados (agresividad, ambicion, caracter pusilanime...) que, a fuerza de luchar contra sus demonios internos, logran ser el tipo de persona que su conciencia les reclama y que choca completamente con su "forma de ser" primigenia. El determinista podria decir que, si actua asi, es porque en su cerebro estaba escrito que lo haria...pero no tiene sentido. La naturaleza crea a un ser para que sea y no sea? Para que le genera unas apetencias, tendencias y deseos tan radicalmente imbricadas en su persona que al individuo le cuesta un calvario superarlas...si lo que quiere es que los abandone?
En segundo lugar, la naturaleza da instintos a los animales para que cumplan sus funciones vitales, de forma que la practica totalidad de los miembros de una especie actuan igual, de un modo mecanico, guiados por unos impulsos que no pueden controlar. Pero los hombres podemos decidir dejar de mantener relaciones sexuales, dar nuestra vida por una causa, realizar huelgas de hambre...o no. Habra hombres que se comporten como animales y otros que sean fieles a su humanidad. Que es lo que la naturaleza quiere, lo uno o lo otro? Porque esta claro que unos u otros le desobedecemos...y si podemos hacerlo es porque somos libres. Cada persona puede tener un caracter innato, pero hay un nucleo volitivo en cada individuo que le permite optar incluso por la negacion de los aspectos mas esenciales de su personalidad si estos son contrarios a su sensibilidad y su etica.
Obviamente la tesis determinista resulta util para justificar la degradacion de la humanidad. Asumiendola, el individuo puede caer a lo mas bajo y justificarse diciendo que actuar asi esta en su naturaleza y no puede evitarlo. Un ultimo argumento en favor de la libertad es precisamente este...que creer en ella nos lleva al florecimiento de la humanidad, y negarla a la oscuridad y el vacio.
Re: Existe el libre albedrio?
Yo pienso que el deterministo en el fondo no es más que un modo de excusarse ante el modo de actuar propio. El determinista siempre tiene excusa para "justificar" cada cosa que hace o deja de hacer, y además el apegarse a dicha teoría le impide tener remordimientos sobre aquello que realiza o arrepentirse de ello.
Asoen- Administrador
- Edad : 34
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Miembro desde : 16/06/2008
Re: Existe el libre albedrio?
Cerrera, cerrera.... La cabra tira al monte (aunque sea un poco)
Wen- Mensajes : 5842
Miembro desde : 15/10/2008
Re: Existe el libre albedrio?
jajaja...eso yo tambien lo admito, que todos tenemos unas tendencias innatas y hay gente que nace (o se hace debido a la vida que le toca) mas "echada palante" o mas cobarde...pero una persona miedosa puede ser la mas valiente si se lo propone, aunque tenga que esforzarse mas que otros. Para mi eso es el libre albedrio, el don mas hermoso que hemos recibido junto a la capacidad de amar.
Re: Existe el libre albedrio?
¿Qué sentido tendrían entonces las enseñanzas, el practicar algo, etc.? Todos tenemos un talento mejor o peor para algo, pero con nuestro esfuerzo podemos luchar por mejorarlo.
Asoen- Administrador
- Edad : 34
Mensajes : 13788
Miembro desde : 16/06/2008
Re: Existe el libre albedrio?
Somos un producto de nuestra herencia genética y el medio en el que nos desenvolvemos.
Negar el libre albedrío es negar nuestra libertad y lo más íntimamente humano que tenemos, aunque admito que estamos programados para seguir pautas.
Si la vida fuera un camino, éste no sería recto sino sinuoso, un recorrido que durase hasta el último de nuestros días ¿quién no ha oído alguna vez la expresión "la vida da muchas vueltas"?
A veces volvemos a pasar por los mismos tramos que años atrás anduvimos, bien en sentido distinto o en la misma dirección porque, tal vez, nos hayamos vuelto a topar con la misma situación. Hay quien denomina a ese fenómeno eterno retorno, como algo extrínseco a nosotros, otros creen que si una acción no se resolvió correctamente, estamos condenados a repetirla hasta arreglarla.
Si pensamos que todo se repite, entonces nada dependería de nosotros y nuestros actos serían siempre los mismos, pero si por el contrario decidimos que esas reiteraciones no son sino segundas oportunidades, de reválidas para la gran asignatura de la vida, sí que tenemos mucho que decidir en nuestros pasos.
Puede que todas nuestras circunstancias sean un conglomerado de situaciones que responden a una voluntad omnipotente y misteriosa, la cual no podemos alcanzar ni aprehender, pero si esa voluntad fuese global y humana, ¿acaso no formaríamos parte de ella? Nuestra realidad personal nos será impuesta si nos sometemos al escepticismo o al dogmatismo, o también si nos limitamos a creer en la estabilidad y el determinismo (presumublemente pesimista) de los factores (exógenos y endógenos) que influyen en nuestro desarrollo.
Aunque nada es totalmente blanco o totalmente negro (existe una inmensa tonalidad de grises donde oscila nuestro poder de intervención en nuestro destino) sí que podemos intentar enderezar la trayectoria que vamos describiendo, si antes nos han enseñado a caminar por nosotros mismos, si nos ayudan a conseguir las habilidades necesarias para dar zancadas cada vez más largas, para levantarnos si nos caemos, para aprender a disfrutar del camino, para degustar cada recodo y afrontar las cuestas con optimismo, para ayudar a los demás a orientarse, para saber marchar en grupo, para saber encontrar por nosotros mismos los mejores senderos o los que más se adapten a nuestro caminar (competencias básicas que todos deberíamos desarrollar).
Lo que iba a ser un comentario de la canción “El día de la marmota” se ha convertido en un artículo en favor de la educación en sus tres vertientes, porque amén de los contenidos que tomemos de las escuelas, también aprendemos al caminar, aprendemos del desencuentro amoroso, aprendemos de los errores, aprendemos observando a los demás, aprendemos al arriesgarnos y al desilusionarnos; la suma logarítmica de nuestros aprendizajes será la que nos permitan alcanzar cotas más altas de autorrealización.
Descubre nuevas veredas, asómate a otros caminos cada vez te que encuentres con uno, no te pierdas nada que pueda resultar interesante. La vida rutinaria nos vuelve inválidos intelectuales, incapaces de renovarnos, de asumir nuevos retos y de mejorar nuestras capacidades.
Los atajos no sirven de nada en el camino. Nadie poseerá nunca la verdad absoluta, pero no por ello debemos conformarnos con la que tenemos. No se ha de rehusar el conflicto (aquí nos referimos al cognitivo), pues es lo que da sentido a las cosas. Dejar de aprender cosas sería, a largo plazo, nuestra sentencia de muerte: vivir en un mundo donde nada queda por descubrir. De esa forma el camino se convertiría en una carrera de tortugas para ver quién llega antes al final moviéndose lo menos posible: el final nos alcanza a nosotros, no al contrario.
Resumiendo, lo importante no es llegar a la meta, sino por dónde hemos ido y cómo hemos ido: la vida. A no ser que el agraciado lector posea su cordón umbilical criogenizado, no hemos de esperar otro final distinto que la muerte. Si dos personas parten en desigualdad el camino, no será mayor mérito el haber llegado más lejos, sino el haber usado mejor los recursos de los que disponía al comienzo. Todos al nacer somos potencia, ya lo decía Kant a su manera (autonomía moral), no pongamos límites a nadie ni dejemos que nadie ponga límites a los demás.
Un mal comienzo lo puede tener cualquiera, lo importante es no perder nunca el paso, desear mejorar y evaluarse permanentemente (conciencia y metacognición). Acomodarse y aburguesarse sólo sirve para encerrarnos en nosotros mismos y limitar nuestras experiencias vitales. La sociedad de bienestar ha traído altos estándares de vida, pero también una terrible alienación social y cultural, nos hemos convertido en objetos de consumo con unas necesidades artificiales que cubrir. Estamos dilapidando nuestro modelo social de valores (¿socialdemocrstianos?) y capital cultural en aras del progreso. Hemos dejado de consumir para vivir, ahora vivimos para consumir.
Dice la canción que mil tontos nacen cada día, pero la triste realidad es que nadie nace tonto, somos nosotros quienes hacemos a la gente tonta, nosotros permitimos que haya discriminación, consentimos que no todo el mundo tenga las mismas posibilidades, catalogamos a las personas por su origen o su aspecto, queremos que sean “los nuestros” los que gocen de las mejores oportunidades, nos vanagloriamos por una bandera pero somos incapaces de vivir en democracia verdadera puesto que no queremos asumir responsabilidades sociales como la participación (la política es como un partido de fútbol, quiero que ganen los míos porque los otros no son “nosotros”, si a eso añadimos altas dosis de bipartidismo el diagnóstico democrático entra en coma terminal).
El pertenecer a una grupo social menos favorecido, (un entorno deprimido en cualquier ámbito: intelectual, afectivo, económico, social, artístico, cultural...) el no haber gozado las mismas posibilidades educativas nos privará de experiencias y de alcanzar metas más altas, nos robará potencial para conocernos mejor y para desarrollarnos en más facetas: la Educación es la clave que necesitamos para un mundo más justo y mejor.
Negar el libre albedrío es negar nuestra libertad y lo más íntimamente humano que tenemos, aunque admito que estamos programados para seguir pautas.
La Educación como instrumento de cambio y equilibrio social (by me, otoño 2007)
Si la vida fuera un camino, éste no sería recto sino sinuoso, un recorrido que durase hasta el último de nuestros días ¿quién no ha oído alguna vez la expresión "la vida da muchas vueltas"?
A veces volvemos a pasar por los mismos tramos que años atrás anduvimos, bien en sentido distinto o en la misma dirección porque, tal vez, nos hayamos vuelto a topar con la misma situación. Hay quien denomina a ese fenómeno eterno retorno, como algo extrínseco a nosotros, otros creen que si una acción no se resolvió correctamente, estamos condenados a repetirla hasta arreglarla.
Si pensamos que todo se repite, entonces nada dependería de nosotros y nuestros actos serían siempre los mismos, pero si por el contrario decidimos que esas reiteraciones no son sino segundas oportunidades, de reválidas para la gran asignatura de la vida, sí que tenemos mucho que decidir en nuestros pasos.
Puede que todas nuestras circunstancias sean un conglomerado de situaciones que responden a una voluntad omnipotente y misteriosa, la cual no podemos alcanzar ni aprehender, pero si esa voluntad fuese global y humana, ¿acaso no formaríamos parte de ella? Nuestra realidad personal nos será impuesta si nos sometemos al escepticismo o al dogmatismo, o también si nos limitamos a creer en la estabilidad y el determinismo (presumublemente pesimista) de los factores (exógenos y endógenos) que influyen en nuestro desarrollo.
Aunque nada es totalmente blanco o totalmente negro (existe una inmensa tonalidad de grises donde oscila nuestro poder de intervención en nuestro destino) sí que podemos intentar enderezar la trayectoria que vamos describiendo, si antes nos han enseñado a caminar por nosotros mismos, si nos ayudan a conseguir las habilidades necesarias para dar zancadas cada vez más largas, para levantarnos si nos caemos, para aprender a disfrutar del camino, para degustar cada recodo y afrontar las cuestas con optimismo, para ayudar a los demás a orientarse, para saber marchar en grupo, para saber encontrar por nosotros mismos los mejores senderos o los que más se adapten a nuestro caminar (competencias básicas que todos deberíamos desarrollar).
Lo que iba a ser un comentario de la canción “El día de la marmota” se ha convertido en un artículo en favor de la educación en sus tres vertientes, porque amén de los contenidos que tomemos de las escuelas, también aprendemos al caminar, aprendemos del desencuentro amoroso, aprendemos de los errores, aprendemos observando a los demás, aprendemos al arriesgarnos y al desilusionarnos; la suma logarítmica de nuestros aprendizajes será la que nos permitan alcanzar cotas más altas de autorrealización.
Descubre nuevas veredas, asómate a otros caminos cada vez te que encuentres con uno, no te pierdas nada que pueda resultar interesante. La vida rutinaria nos vuelve inválidos intelectuales, incapaces de renovarnos, de asumir nuevos retos y de mejorar nuestras capacidades.
Los atajos no sirven de nada en el camino. Nadie poseerá nunca la verdad absoluta, pero no por ello debemos conformarnos con la que tenemos. No se ha de rehusar el conflicto (aquí nos referimos al cognitivo), pues es lo que da sentido a las cosas. Dejar de aprender cosas sería, a largo plazo, nuestra sentencia de muerte: vivir en un mundo donde nada queda por descubrir. De esa forma el camino se convertiría en una carrera de tortugas para ver quién llega antes al final moviéndose lo menos posible: el final nos alcanza a nosotros, no al contrario.
Resumiendo, lo importante no es llegar a la meta, sino por dónde hemos ido y cómo hemos ido: la vida. A no ser que el agraciado lector posea su cordón umbilical criogenizado, no hemos de esperar otro final distinto que la muerte. Si dos personas parten en desigualdad el camino, no será mayor mérito el haber llegado más lejos, sino el haber usado mejor los recursos de los que disponía al comienzo. Todos al nacer somos potencia, ya lo decía Kant a su manera (autonomía moral), no pongamos límites a nadie ni dejemos que nadie ponga límites a los demás.
Un mal comienzo lo puede tener cualquiera, lo importante es no perder nunca el paso, desear mejorar y evaluarse permanentemente (conciencia y metacognición). Acomodarse y aburguesarse sólo sirve para encerrarnos en nosotros mismos y limitar nuestras experiencias vitales. La sociedad de bienestar ha traído altos estándares de vida, pero también una terrible alienación social y cultural, nos hemos convertido en objetos de consumo con unas necesidades artificiales que cubrir. Estamos dilapidando nuestro modelo social de valores (¿socialdemocrstianos?) y capital cultural en aras del progreso. Hemos dejado de consumir para vivir, ahora vivimos para consumir.
Dice la canción que mil tontos nacen cada día, pero la triste realidad es que nadie nace tonto, somos nosotros quienes hacemos a la gente tonta, nosotros permitimos que haya discriminación, consentimos que no todo el mundo tenga las mismas posibilidades, catalogamos a las personas por su origen o su aspecto, queremos que sean “los nuestros” los que gocen de las mejores oportunidades, nos vanagloriamos por una bandera pero somos incapaces de vivir en democracia verdadera puesto que no queremos asumir responsabilidades sociales como la participación (la política es como un partido de fútbol, quiero que ganen los míos porque los otros no son “nosotros”, si a eso añadimos altas dosis de bipartidismo el diagnóstico democrático entra en coma terminal).
El pertenecer a una grupo social menos favorecido, (un entorno deprimido en cualquier ámbito: intelectual, afectivo, económico, social, artístico, cultural...) el no haber gozado las mismas posibilidades educativas nos privará de experiencias y de alcanzar metas más altas, nos robará potencial para conocernos mejor y para desarrollarnos en más facetas: la Educación es la clave que necesitamos para un mundo más justo y mejor.
Cómo vivir feliz sin libre albedrío
El libre albedrío no existe por más que nos ilusione tenerlo. Se puede demostrar por medio de la filosofía, física o psicología. La moral no necesita del libre albedrío, pues sigue siendo útil en el determinismo o el azar (indeterminismo). La discusión se debería centrar en cómo debemos vivir sin libre albedrío, cómo podemos ser felices sin libertad. Todo eso es lo que analizo en mi libro: "Cómo vivir feliz sin libre albedrío" que podéis descargar gratuitamente en www.janbover.org.
El libro analiza todos los aspectos debatidos sobre el libre albedrío y más (con bastantes ideas propias). El libro está dividido en 5 apartados: un Estudio filosófico y un Estudio psicológico que analiza la imposibilidad del libre albedrío analizándolo desde todos los ángulos posibles, un Estudio moral que demuestra que la moralidad no tiene nada que ver con el libre albedrio, y un Estudio estadístico y Estudio práctico que analiza de qué modo podemos actuar sabiendo que no somos libres, y a pesar de todo ser felices.
Espero que os interese y, si fuera así, que me devolváis algún comentario al finalizarlo.
El libro analiza todos los aspectos debatidos sobre el libre albedrío y más (con bastantes ideas propias). El libro está dividido en 5 apartados: un Estudio filosófico y un Estudio psicológico que analiza la imposibilidad del libre albedrío analizándolo desde todos los ángulos posibles, un Estudio moral que demuestra que la moralidad no tiene nada que ver con el libre albedrio, y un Estudio estadístico y Estudio práctico que analiza de qué modo podemos actuar sabiendo que no somos libres, y a pesar de todo ser felices.
Espero que os interese y, si fuera así, que me devolváis algún comentario al finalizarlo.
Jan Bove- Invitado
Re: Existe el libre albedrio?
Gracias por la aportación! Puedes hacer además un resumen de tus argumentos para que los foreros que no tengan tiempo de leer el libro entero ahora mismo puedan responderlos?
a ver...
El ser humano elije de entre sus posibilidades la que le parece mejor, pero esas decisiones las toma con respecto a sus propios deseos, los que uno no determina;cualquier cambio en la personalidad se debe a que sin embargo somos conscientes de las consecuencias de nuestros actos por lo que realizar un deseo puede ir en contra de llevar a cabo otro mayor, y es únicamente en ese caso cuando se modifica nuestra personalidad o deseos, por decirlo así.
No puede haber libre albedrío de ninguna manera, si pudiéramos decidir cómo somos no tendríamos ningún deseo inicial, y finalmente no haríamos nada.
No puede haber libre albedrío de ninguna manera, si pudiéramos decidir cómo somos no tendríamos ningún deseo inicial, y finalmente no haríamos nada.
un loco- Invitado
Re: Existe el libre albedrio?
Una cosa es tu personalidad y otra tu voluntad. Hay personas con inclinaciones que ellas mismas consideran negativas y ellas mismas, a fuerza de voluntad, consiguen corregirlas. El libre albedrío reside en esa voluntad que permite a la persona crearse a sí misma incluso en contra de su propia naturaleza.
explicación
tú no decides con respecto a nada, en ese caso no habría razón para hacer tampoco nada
se parte de unos deseos, de los que quedan los "más fuertes"
se parte de unos deseos, de los que quedan los "más fuertes"
un loco- Invitado
Re: Existe el libre albedrio?
Pero esos deseos los generas tú, muchas veces venciendo tus inclinaciones.
TEOREMA DE LA BELLEZA
Voy a tratar de demostrar que el concepto que cada uno tiene de belleza es una imposición superior.
Para comenzar diremos que es imposible de definirlo si no aceptamos un patrón metafísico unificador.
Un cachorro es más bello que un ejemplar adulto. Una belleza del pasado como Cleopatra o Brigitte es considerada igualmente bella por las nuevas generaciones.
¿Cuál es la diferencia entre algo bello y algo feo?
No lo sabemos. Sobre gustos no hay nada escrito. Pero no es necesario.
Los ingenieros, para estudiar un elemento de un sistema simulamos que no existe.
Si no tuviésemos concepto de belleza (como les sucede a los animales), nuestras acciones serían completamente indiferentes, sin un objetivo, sin un norte.
Ese norte es lo que nos incentiva a la acción.
La belleza y la ambición hacia ella, son los únicos incentivos para que quienes no alcanzan un elevado nivel espiritual, actúen.
Si no las tuviésemos no existiría el progreso.
Corolario:
Demostramos así que nuestro libre albedrío está influenciado por una zanahoria que nos hace actuar. Pero además nos hace actuar a todos en la misma dirección. Quien no camina en esa dirección aparece como un tonto.
Demostramos así también la existencia de algo superior.
Pero especialmente demostramos la conveniencia de remunerar las acciones proporcionalmente a los logros, tal como se domestican las mascotas. Hoy se hace lo contrario, se remunera colectivamente y no individualmente.
¿No será ésa la falla de la doctrina social vigente que nos ha dejado en este callejón sin salida?
Para comenzar diremos que es imposible de definirlo si no aceptamos un patrón metafísico unificador.
Un cachorro es más bello que un ejemplar adulto. Una belleza del pasado como Cleopatra o Brigitte es considerada igualmente bella por las nuevas generaciones.
¿Cuál es la diferencia entre algo bello y algo feo?
No lo sabemos. Sobre gustos no hay nada escrito. Pero no es necesario.
Los ingenieros, para estudiar un elemento de un sistema simulamos que no existe.
Si no tuviésemos concepto de belleza (como les sucede a los animales), nuestras acciones serían completamente indiferentes, sin un objetivo, sin un norte.
Ese norte es lo que nos incentiva a la acción.
La belleza y la ambición hacia ella, son los únicos incentivos para que quienes no alcanzan un elevado nivel espiritual, actúen.
Si no las tuviésemos no existiría el progreso.
Corolario:
Demostramos así que nuestro libre albedrío está influenciado por una zanahoria que nos hace actuar. Pero además nos hace actuar a todos en la misma dirección. Quien no camina en esa dirección aparece como un tonto.
Demostramos así también la existencia de algo superior.
Pero especialmente demostramos la conveniencia de remunerar las acciones proporcionalmente a los logros, tal como se domestican las mascotas. Hoy se hace lo contrario, se remunera colectivamente y no individualmente.
¿No será ésa la falla de la doctrina social vigente que nos ha dejado en este callejón sin salida?
adarsha0- Invitado
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