Triunfo de Fernando Lugo en Paraguay

Tras 60 años de hegemonía del Partido Colorado, la alternancia en el poder ha llegado a Paraguay (desde luego ya tocaba). Fernando Lugo, ex obispo católico, suspendido por Benedicto XVI tras su decisión de presentarse a las elecciones (pecado, por lo visto, más grave que colaborar con las dictaduras criminales que durante el siglo pasado, con el apoyo de una grandísima parte de la jerarquía católica, desangraron la región), es el artífice de tan necesario cambio en un país donde el 40% de la población vive en la miseria. Este cristiano, teólogo de la liberación, fírmemente comprometido con la dignidad de los hombres, la justicia social y el derecho de toda persona a una igualdad efectiva de oportunidades y una vida libre de pobreza, constituye la esperanza de un país que ha logrado vencer las tradicionales artimañas de los colorados para ganar las sucesivas elecciones, basadas en el pucherazo y el amedrentamiento de los terratenientes a los campesinos para que voten a sus candidatos...lo cual es una muestra realmente reveladora del hartazgo de los oprimidos paraguayos y su ejemplar rebelión contra quienes, durante más de medio siglo, se han hecho de oro a costa del pan de sus hijos.

Por fin Latinoamérica despierta. Sus gentes la están levantando. El vil teatro del bipartidismo liberal-conservador, basado en la incultura, la mentira y el miedo, que durante el siglo anterior les ha llevado a ser gobernados por los mismos perros con distintos collares pero idéntica corrupción y codicia, toca a su fin. Al fin hay una posibilidad efectiva de que regiones tan ricas como Bolivia, con sus valiosísimos recursos gasísticos, dejen de ver a sus hijos hurgar en la basura o morirse de frío en Los Andes mientras las multinacionales, previo soborno a la oligarquía local, se llevan sus riquezas por la cara. Latinoamérica ya no es el cobertizo de esclavos de EEUU y el "mundo occidental". Los obreros se han liberado de los capataces y han reclamado la soberanía de su tierra. Se acabó la repugnante falacia de las constituciones que proclaman la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, pero que no pueden ser leídas por una gran parte de la población... porque son analfabetos. Se acabó la vergüenza de los niños esclavos de las multinacionales, de los pequeños de 9 años que se parten la espalda en las minas bolivianas para que en Washington el ejecutivo de turno se haga una nueva piscina en su chalet, mientras el presidente bananero correspondiente cobra su parte por hacer la vista gorda.

En una de sus más hediondas muestras de cinismo, equiparable a sus recientes palabras sobre lo bien que está Irak, Mister Asnar dijo que Latinoamérica no debía dilapidar todo el progreso que ha logrado en este siglo cayendo en la mentira de la izquierda. Se equivoca usted, señor mío... Latinoamérica no son los banqueros y los ejecutivos. Latinoamérica no son los terratenientes. Latinoamérica no son las sanguijuelas que le pagan a usted por mentir en Georgetown y demás foros...Latinoamérica es el pueblo. Son los indígenas masacrados por las madereras que quieren expoliar el Amazonas y no dudan en pagar a mercenarios para que ejecuten a las comunidades que lo habitan. Son los obreros que mueren aplastados en las minas y, tras jornadas interminables, sólo reciben unas míseras monedas que ni siquiera les permiten pagarse un hogar digno. Latinoamérica son los millones de personas a los que usted y sus amos les han robado su riqueza y su futuro. Pero se acabó. El fin de la economía no es enriquecer a cuatro... es servir al pueblo. Los recursos que da la tierra son de quienes la habitan, y entre todos ellos han de repartirse. La dignidad humana exige que todo trabajador reciba un salario que le permita vivir sin sufrir necesidad. La justicia reclama que ni un solo niño nazca sin las oportunidades y recursos necesarios para desarrollarse y vivir plenamente, en absoluto pie de igualdad con sus semejantes. De nada sirve la independencia (que me río yo) del poder judicial si el campesino demandado no sabe leer, ni la "democracia" si el elector no entiende el significado de la palabra "política" y vota a quien le manda, bajo amenaza de despido, el patrón. Hacia esa justicia efectiva, libre del poder de la oligarquía, se encamina América latina. Confío en que su eternidad de sufrimiento haya terminado. Desde luego, todos los indicios apuntan a que van por el buen camino.

Por cierto, aquí os dejo una carta de Julián Gelman, premio Cervantes, que refleja con especial claridad el infierno por el que Latinoamérica tuvo que pasar durante el anterior siglo. La carta está dirigida a su nieto, arrebatado a sus padres por la dictadura militar argentina y entregado como "hijo adoptivo" a una familia de amigos del régimen...pocas cosas hay más crueles que entregar a un niño al asesino de sus padres... y condenarle a, víctima del engaño, vivir pensando que quienes le robaron a su familia, son la suya propia.

CARTA ABIERTA A MI NIETA O NIETO
Dentro de seis meses cumplirás 19 años. Habrás nacido algún día de octubre de 1976 en un campo de concentración. Poco antes o poco después de tu nacimiento, el mismo mes y año, asesinaron a tu padre de un tiro en la nuca disparado a menos de medio metro de distancia. El estaba inerme y lo asesinó un comando militar, tal vez el mismo que lo secuestró con tu madre el 24 de agosto en Buenos Aires y los llevó al campo de concentración Automotores Orletti que funcionaba en pleno Floresta y los militares habían bautizado "El Jardín".
Tu padre se llamaba Marcelo. Tu madre, Claudia. Los dos tenían 20 años y vos, siete meses en el vientre materno cuando eso ocurrió. A ella la trasladaron -y a vos en ella- cuando estuvo a punto de parir. Debe haber dado a luz solita, bajo la mirada de algún médico cómplice de la dictadura militar.
Te sacaron entonces de su lado y fuiste a parar -así era casi siempre- a manos de una pareja estéril de marido militar o policía, o juez, o periodista amigo de policía o militar. Había entonces una lista de espera siniestra para cada campo de concentración: los anotados esperaban quedarse con el hijo robado a las prisioneras que parían y, con alguna excepción, eran asesinadas inmediatamente después. Han pasado 13 años desde que los militares dejaron el gobierno y nada se sabe de tu madre. En cambio, en un tambor de grasa de 200 litros que los militares rellenaron con cemento y arena y arrojaron al río San Fernando, se encontraron los restos de tu padre 13 años después. Está enterrado en La Tablada. Al menos hay con él esa certeza.
Me resulta muy extraño hablarte de mis hijos como tus padres que no fueron. No sé si sos varón o mujer. Sé que naciste. Me lo aseguró el padre Fiorello Cavalli, de la Secretaría de Estado del Vaticano, en febrero de 1978. Desde entonces me pregunto cuál ha sido tu destino.
Me asaltan ideas contrarias. Por un lado, siempre me repugnó la posibilidad de que llamaras "papá" a un militar o policía ladrón de vos, o a un amigo de los asesinos de tus padres. Por otro lado, siempre quise que, cualquiera hubiese sido el hogar al que fuiste a parar, te criaran y educaran bien y te quisieran mucho. Sin embargo, nunca dejé de pensar que, aun así, algún agujero o falla tenía que haber en el amor que te tuvieran, no tanto porque tus padres de hoy no son biológicos -como se dice-, sino por el hecho de que alguna conciencia tendrán ellos de tu historia y de cómo se apoderaron de tu historia y la falsificaron. Imagino que te han mentido mucho.
También pensé todos estos años en qué hacer si te encontraba: si arrancarte del hogar que tenías o hablar con tus padres adoptivos para establecer un acuerdo que me permitiera verte y acompañarte, siempre sobre la base de que supieras vos quién eras y de dónde venías.
El dilema se reiteraba cada vez -y fueron varias- que asomaba la posibilidad de que las Abuelas de Plaza de Mayo te hubieran encontrado. Se reiteraba de manera diferente, según tu edad en cada momento. Me preocupaba que fueras demasiado chico o chica -por no ser suficientemente chico o chica- para entender lo que había pasado. Para entender por qué no eran tus padres los que creías tus padres y a lo mejor querías como a padres. Me preocupaba que padecieras así una doble herida, una suerte de hachazo en el tejido de tu subjetividad en formación.
Pero ahora sos grande. Podés enterarte de quién sos y decidir después qué hacer con lo que fuiste. Ahí están las Abuelas y su banco de datos sanguíneos que permiten determinar con precisión científica el origen de hijos de desaparecidos. Tu origen.
Ahora tenés casi la edad de tus padres cuando los mataron y pronto serás mayor que ellos. Ellos se quedaron en los 20 años para siempre. Soñaban mucho con vos y con un mundo más habitable para vos. Me gustaría hablarte de ellos y que me hables de vos. Para reconocer en vos a mi hijo y para que reconozcas en mí lo que de tu padre tengo: los dos somos huérfanos de él. Para reparar de algún modo ese corte brutal o silencio que en la carne de la familia perpetró la dictadura militar. Para darte tu historia, no para apartarte de lo que no te quieras apartar. Ya sos grande, dije.
Los sueños de Marcelo y Claudia no se han cumplido todavía. Menos vos, que naciste y estás quién sabe dónde ni con quién. Tal vez tengas los ojos verdegrises de mi hijo o los ojos color castaño de su mujer, que poseían un brillo muy especial y tierno y pícaro. Quién sabe cómo serás si sos varón. Quién sabe cómo serás si sos mujer. A lo mejor podés salir de ese misterio para entrar en otro: el del encuentro con un abuelo que te espera.

Qusiera expresar mi opinion acerca de Latinoamérica y los cambios que parece que están llegando (aunque eso todavía habría que verlo). Lo primero que quiero dejar claro que me parece estupendo la llegada de una nueva cara a la política en Paraguay, porque es un triumfo de la democracia. No porque otro haya/o no haya hecho trampas, sino porque la democracia signifa el cambio y si durante medio siglo sólo había un partido que gobernaba, la respuesta sobre el régimen hasta hace poco reinante es evidente. Sin embargo no comparto ese grado de optimismo y euforía que parece que tiene nuestro compañero Ícaro en este asunto. Ciertamente, durante los últimos tiempos se está dando en Latinoamérica un fenomeno que ha recibido diferentes denominacios: unos le llaman "populismo indígena", otros lo consideran una salvación, etc. No podemos negar que durante toda su historia independiente Hispanoamérica ha sufrido de los gobiernos que han pretendido ser extremadamente populares (aunque sólo dentro de ciertos grupos o clases sociales) pero que casi nunca les salía (si no véanse la cantidad de golpes de estado llevado a cabo por los oligarcas contra los oligarcas). Casi dos siglos de esa política debería enseñar a los pueblos de América no dejarse engañar por la gente que lo único que desea es llenarse los bolsillos a cuesta de todos los demás. Esa clase de políticos (inmensa en el número que llega a ser mayoritario) no es de ningúna índole política - estan presentes tanto en el lado izquierdo como el derecho del hemiciclo. Es más, diría yo, son más peligrosos los que pretenden aparecer "amigos" de los porbes, los que se "desviven" por el pueblo y cada vez que aparecen en la tele pretenden abrazar a un pobre o un niño pequeño (y si es un niño pequeño pobre todavía mejor). Esos venden falsas esperanzas con todo el cinismo del mundo a alguien que ya ha perdido tanto que sólo ruega a Diós que le ayude (ha perdido total esperanza en la gente). Para mí, esos son de la peor patraña que existe. La falsedad llevada hasta el límite. Engañar tan vílmente a alguien tan indefenso es el mayor delito y pecado que jámas puede cometerse. Y lo peor de todo, que políticos de estos proliferan, especialmente en Latinoamérica.
No me gustaría que el nuevo gobierno de Paraguay que parece empezar con buen pie terminé entrando en ese charco de barro...
Saludos,
Ruthenus