Halloween: El Origen

Por vez primera comento aquí una película de terror... que ciertamente es muy especial por los símbolos y factores que contiene. Halloween: El Origen, narra la infancia, adolescencia y en definitiva el comienzo de la carrera criminal de Michael Myers, un despiadado psicópata cuya furia homicida es tan insaciable como ciega.

Michael nace en una familia marginal y desestructurada. Su padrastro es un engendro borracho que dedica el día a volcar su frustración y su odio sobre los demás miembros de la familia en forma de insultos y vejaciones, que son especialmente hirientes y numerosos contra Michael, a quien humilla de forma constante con imprecaciones homófobas, pues está convencido de que el niño es gay. Su madre, buena mujer y única fuente de ingresos de la casa, es una bailarina de strip tease que no puede dedicar a Michael el tiempo que necesita. Su hermana mayor es una chica obsesionada con el sexo que se desentiende de Michael para acostarse con el primero que encuentra. Su hermana pequeña es un bebé recien nacido que llora constantemente a causa de los gritos y discusiones permanentes que le rodean, y cuyo sufrimiento Michael percibe día tras día. La situación de la familia provoca que el niño sea maltratado y humillado por sus compañeros de clase, que se burlan de él acusándole de ser "el hijo de la puta".

Michael tiene una máscara de payaso que cubre su rostro a todas horas y con la que parece querer vencer su vulnerabilidad, dejar de ser el niño odiado, excluido y maltratado que hoy es y transformarse en el hombre capaz de devolver convertido en sangre todo el dolor que está padeciendo. El niño descarga su frustración sobre pequeños animales a los que tortura y mata sádicamente... hasta que un día decide dar un paso más. El día de halloween, tras haber sido golpeado por un compañero de clase, se arma con un bate de beisbol y le espera agazapado en una zona boscosa por la que sabía que pasaría de vuelta a su casa. Allí se abalanza sobre él y lo mata a golpes, dejándole vivo el tiempo suficiente para disfrutar de sus peticiones de clemencia.

Antes de que eso sucediera, y sin que Michael tuviera conocimiento de ello, su madre había acordado entregárselo a un psicólogo para que tratara sus problemas. Al volver a casa, ésta se lo comunica, y le deja al cuidado de su hermana mayor para irse a trabajar. Su hermana, como siempre, le abandona y sube a su habitación a acostarse con el chico de turno, pese a haberle prometido que le acompañaría a pedir caramelos por las casas, como es tradición en esa fiesta. Michael queda sentado en la puerta de su casa, viendo como el resto de niños gozan de su infancia mientras él es abandonado y despreciado, no por cualquier niñato cabeza cuadrada y cruel... sino por su propia familia. Entonces decide destruir a aquellos que día tras día habían matado su ilusión y su inocencia. Cubierto con su máscara de payaso, ata a su padrastro inconsciente por el alcohol y le degüella, mata a golpes al "novio" de su hermana y acuchilla a ésta, tras cambiar su máscara por otra de zombie que llevaba el compañero de cama de la chica. Esa máscara le acompañaría toda su vida. Hecho esto, besa a su hermanita pequeña y se va al portal a jugar con ella. Allí le encuentra su madre. En ese momento Michael aun no estaba perdido por completo. Respondía con brutalidad desproporcionada a la crueldad que le rodeaba...pero todavía distinguía a los inocentes y respetaba sus vidas.

Michael es internado en un psiquiátrico. Los meses pasan y no se producen avances en su estado mental. Dedica su tiempo allí a hacer distintas máscaras con las que cubre su rostro, justificando su conducta con la frase "ocultan lo feo que soy". Las separaciones de su madre tras las visitas semanales son cada vez más duras...hasta que un día, al ser separado de ella, asesina por la espalda con un tenedor a la enfermera que le custodiaba. Su madre no puede soportarlo y, tras llegar a su casa, se suicida de un disparo. Sólo queda viva su hermanita, que es adoptada por una familia en la que crece feliz. Pasan 15 años, en los que Michael no pronunciará ni una sola palabra, aislándose totalmente del mundo en su manicomio, y su hermana se convertirá en una preciosa e inteligente chica.

Michael logra escapar cuando estaba siendo trasladado a otro centro psiquiátrico y estraungula a su cuidador, que siempre le había tratado con cariño. Vuelve a su pueblo y recupera la máscara. Su propósito es asesinar al mayor número de personas posible...y a su hermana. Finalmente ha dejado de ser hombre...y se ha transformado en monstruo. La película a partir de ahora es una sucesión de asesinatos cuyo denominador común es la naturalidad con la que Michael siega vidas. Sin alterar su paso, sin el más mínimo temblor corporal...descuartiza, apuñala, arrastra cadáveres... no hay rastro de sentimientos en él, ni siquiera el placer de matar le altera...la forma fría y sistemática con que actúa muestra que Michael es un cuerpo sin alma, sólo movido por el odio y la sed de sangre. El final de la película es lo de menos... todo lo interesante que podía aportar ya está, en mi opinión, descrito en estas líneas.

No hay nada tan natural como el odio. El odio de Michael hacia su padrastro era justo y comprensible, igual que el que sentía hacia los pequeños cerdos que le agredían en el colegio (la diferencia con otros hombres está en que sus problemas mentales genéticos magnificaron las consecuencias de tal odio). El ser perverso, quien causa dolor y amargura arbitrariamente, quien atenta contra la dignidad del prójimo sin tener derecho a ensuciar con su malicia algo tan sagrado...es un despojo humano odioso y despreciable que merece ser castigado y, ante todo, reprimido para evitar que continúe con su abyecta conducta. Pero el odio, como todas las pasiones, es tan fuerte que puede poseernos y nublar nuestra voluntad hasta el punto de hacernos sus esclavos y convertirnos en los mismos monstruos que lo causaron. Desde el momento en que se destruye una vida innecesariamente, el sacrosanto respeto a ese supremo bien que debe caracterizar a toda persona justa se relativiza, se resquebraja...y le acerca al abismo de la brutalidad y el salvajismo.

Odiar a los explotadores, los maltratadores, los traficantes de droga...pero canalizando ese odio a través del deseo de justicia, pues es la garantía de que no se convertirá en sadismo. Ser conscientes de que incluso la peor bestia tiene una dignidad que, aunque ella misma desconozca, merece ser protegida. Entender que todo daño gratuito, toda causación de dolor innecesaria, nos degrada y nos hace parecernos a esas alimañas a quienes despreciamos. Es mejor que muera el maltratador antes que la víctima, es mejor que muera el camello antes que las pobres personas cuyas vidas va a destrozar...pero si no queda otra salida. Si podemos atarles las zarpas respetando su integridad, la rabia de verse impotentes y contemplar la grandeza moral de los hombres de bien será para ellos mil veces peor que la muerte...y nos mantendrá lejos de la ignominia y el infierno en que cayó Michael.

Esta película en principio me pareció prometedora, sobre todo cuando se narra la infancia del psicópata, pero conforme va avanzando la historia se vuelve cada vez más soporífera. Tiene un buen argumento y la idea es interesante pero la trama es desastrosa. Creo que es de las pocas películas en las que he deseado desesperadamente salir del cine para que acabara la tortura.

Tienes toda la razón, el principio de la película es lo que realmente tiene sustancia y suscita interés y reflexión, pero termina cayendo en la dinámica del telefilme de terror barato. Eso sí, los elementos atractivos en que ambos coincidimos son dignos de comentarse, por eso abrí este tema . Un saludo y bienvenida al foro!