Universo en miniatura

Pocos libros hay tan simbólicos y ricos en metáforas de oro como El Principito. Ahora mismo se me acaba de venir una a la cabeza...lo diminuto de su planeta frente a la inmensidad de un universo que se arriesgó a conocer...descubriendo finalmente que la rosa que le acompañaba en aquel rincón del universo era lo más importante de su vida, aunque fuera de allí existiesen otras muchas tan hermosas como ella en apariencia, o incluso más. Muchas veces cometemos el error de circunscribir el mundo a lo que nos rodea, convenciendonos de que conocemos todo (o por lo menos todo lo que merece la pena) y la realidad no puede ofrecernos nada más que lo que a día de hoy tenemos a nuestros ojos. Y es un error, sobre todo cuando ese algo no nos llena.

Hay cosas como el amor auténtico que siempre se reconocen, porque nuestro corazón está hecho para identificarlo y gozarlo instintiva e inmediatamente, igual que nuestra boca lo está para beber agua cuando sentimos sed sin necesidad de que nadie tenga que enseñarnos que ésta sirve para saciarla. Es posible que tengamos la suerte de encontrar en nuestro circulo cotidiano a la persona a quien siempre amaremos, como le sucedió al principito. Entonces podremos recorrer el universo entero, como él hizo, buscando belleza y recogiendo experiencias para compartirlas con nuestro ser amado. Por mucho que nos fascine lo que encontremos en nuestro camino, no podrá igualar en inmensidad y hermosura el sentimiento que encontramos en nuestro punto de partida, que se irá reafirmando cada vez que encontremos una nueva maravilla y, a la vez que apreciamos su grandeza, nos demos cuenta de que nuestro amor es mil veces más valioso y ansiado por nuestra alma.

El problema es que mucha gente nace lejos de sus sueños, y tiene que andar un largo trecho para hallarlos. Y una mezcla de resignación e ignorancia lleva a muchos a convencerse de que no hay nada más allá de su diminuto espacio vital. Si conocen a tres personas deleznables llegan a la conclusión de que el mundo es malo, si no encuentran a nadie que comparta sus inquietudes se catalogan como bichos raros...sin ser conscientes de la inmensidad del mundo, de la infinidad de personas que podrían cruzarse en sus vidas, de los miles de lugares donde podrían encontrar su sitio...del universo que les espera si deciden caminar hacia él. Que nadie niegue la existencia de las estrellas solo porque las luces nocturnas de su ciudad no le dejan verlas.