Otra columna de opinión de Jose A.Pérez, de Mi Mesa Cojea. Crítica satírica, voraz y real de nuestro día a día

24 DE MARZO DE 2013

La deslocalización de la tortura, Inditex y el fin de la Transición
Las Fuerzas Armadas españolas han sucumbido también a la deslocalización. Ahora, en vez de dar palizas en el terreno nacional, las dan en países en vías de desarrollo. Es normal; después de todo, la tortura en el Tercer Mundo sale mucho más barata que la tortura doméstica, como Amancio Ortega sabe perfectamente.

Qué orgullo de español, por cierto, ese Steve Jobs en versión discreta y oronda, encumbrado por Dios y Forbes al estrellato de los impúdicamente ricos. Una pena que el PP haya acabado con la cultura en general y con el cine en particular porque Juan Antonio Bayona podría haber rodado un estupendo biopic narrando sus hazañas macroeconómicas. Amancio, la película, con Juan Echanove interpretando al empresario y un montón de niños bangladesíes hechos por ordenador.

Jesucristo está de moda, como prueba el hecho de que tengamos el doble de Papas de lo normal. Francisco es muy progre porque (aún) no ha dicho que sida es un castigo de Dios que debemos aceptar con resignación. Eso sí, en apenas dos semanas el Sumo Pontífice ha respondido a más preguntas que Rajoy en un año.

Y por si este país no tuviese ya bastantes problemas por culpa de sus votantes, a TVE se le ha colado un XML chivándose de que el Borbón abdica. Contra todo pronóstico, nadie en la radiotelevisión pública le ha echado la culpa a becario alguno.

Dicen las malas lenguas que Somoano, el hombre que llegó a la dirección de los informativos de TVE tras escribir frases como "el PP no debería dejar pasar estas formas de politizar el entretenimiento en televisión" ya está actualizando LinkedIn. No es descabellado pensar que Telefónica encontrará un par de sillas vacías, una para él y otra para Ana Mato. Movistar Fusión, le llaman.

Ha sido quedarnos sin café para todos y empezar a resquebrajarse la Cultura de la Transición. Zapatero I, el Desaceleración Transitoria, retiró las esculturas de Franco justo a tiempo, porque, de no haberlo hecho, ahora el PP alegaría que no hay dinero para esas tonterías. O peor, diría que por culpa del dinero gastado en quitar a Franco de las plazas hay que cerrar 73 ambulatorios. Nos quejamos de vicio; las cunetas de España están llenas de donantes potenciales de médula ósea, sólo se necesita tiempo y una pala.

El principio del fin de la Transición española tuvo lugar el día que Boyero dijo que Almodóvar era un marica pretencioso sin la más mínima gracia. A partir de ese momento, todo se fue volviendo raro. Los cómicos empezaron a hablar en serio, los que hablaban en serio empezaron a hacer gracia, Enric González dejó Prisa para irse a un blog, Cataluña dejó de ser cool y la izquierda abertzale empezó a conjuntar la ropa con criterios terrícolas. Si la cosa sigue así, al Gobierno electo no le quedará más remedio que privatizar el Valle de los Caídos para que Warner Bros lo explote como parque temático de lo que nunca acabó del todo.

Sutilezas de la historia que no merecen la menor atención. Lo único importante es que el Tribunal de Estrasburgo tumbe la doctrina Parot. ¡Lo que faltaba, oiga, que venga un puñado de listos a decirnos cómo tiene que ser la democracia! Si todo va mal, nuestras calles se llenarán de etarras, violadores y psicópatas genéricos por culpa de Europa y de los derechos humanos. Escondan a los niños y, si les queda algo de tiempo, intenten cotizar un rato.