Carta a Amelie

Querida Amelie:

Son pocas las ocasiones en que un hombre puede decir con absoluto rigor que otra persona vive en él. Más allá del hablar por hablar, de las típicas palabras vacías y exageradas que tan sólo buscan media hora de sexo, una herencia o una retahíla de favores lo más prolongada posible, afirmar que alguien habita en tu corazón implica asumir una realidad que va más allá del simple cariño y que afecta a la esencia misma del alma.

Alguien vive en ti cuando te ha cambiado la vida, cuando tus actos, tus ilusiones y objetivos, tus esperanzas, tus sueños, tus fuerzas y temores… no son los mismos que antes de haberle conocido. Cuando, al necesitar reunir coraje y fortaleza para enfrentarte a aquello que antaño tu cobardía te vetó, lo primero que haces es pensar en ella, en lo que es y representa, en el sueño hecho realidad que su existencia supone, en la magia que irradia su ser, más divina aún que la que tu mente pudo nunca imaginar. Pensar en ella para recordarte que no todo en este mundo es podredumbre, que el bien trasciende lo que tus marchitas esperanzas creían… pero no sólo eso. Pensar en ella… y encontrar la fuerza que te faltaba en la convicción de que lo que pretendes hacer, le haría sonreír. Sentir que un ángel de su perfección merece otro aire, otra ciudad, otro cielo, otro horizonte…otro mundo. Y encontrar en la infinita alegría de visualizar sus ojos de estrella, su risa de luna, su voz que encierra la más grandiosa belleza del universo…encontrar ahí la vida que te faltaba para alzarte y plantar cara al reto hasta entonces demasiado terrible. Y luchar con todas tus fuerzas para construir la realidad que una criatura tan grandiosa debe disfrutar.

Tú vives en mí, Amelie, y vivirás siempre. En la fragilidad de tu alma he encontrado la más férrea fortaleza. Amo tu deseo de luchar, de seguir adelante, por duro que fuese, de desprenderte de toda coraza y ofrecer tu sublime cuerpo desnudo al mil veces hiriente frío de este mundo que agoniza, sólo para poder transmitir tu calor a tantos que se habían rendido o estaban a punto de hacerlo, y despertar su libertad. Amo tus ojos clarividentes que me han mostrado los secretos del paraíso. Amo tu pasión indómita, tu sinceridad cristalina, tu rabia incandescente… tu libertad hecha de océano y aurora.

Por eso, en cada gesto de mis manos, en cada palabra, en cada esfuerzo, en cada grito, en cada ambición desterrada, en cada cadena rota, en cada tentación vencida… estás tú. Tú eres mi fe, mi esperanza, mi milagro, mi certeza de que Dios existe. Amarte es el mayor propósito de mi vida. Verte feliz es mi mayor sueño. Tener tu amor, la utopía que alimenta mi ser. Por eso estaré siempre a tu lado, en la distancia o la cercanía, eso depende de tu voluntad, pero si me necesitas me tendrás al instante, de eso has de estar segura. Por eso esperaré siempre tu corazón. Porque te amo, Amelie, y siempre te amaré.

Vaya, yo tengo una lectora en mi blog que firma como Amelie, válgame Dios que no sea casualidad XDD.

Saludetes y y sigue enamorado, que no sólo de manuales de Derecho vive el hombre XD

Movido desde el Refugio del unicornio

Ahora que ya tenemos un criterio firme y consistente para clasificar este tipo de textos, movido con carácter definitivo al Refugio del Unicornio de donde nunca debió salir

que bonita