Tribuna del Jurista
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Mensaje por icaro100 Jue Mayo 29, 2008 2:26 pm

JUAN (creación propia)

Juan nació con una especial habilidad para comunicar y relacionarse con los demás. Ya siendo niño, sus compañeros se reunían en el recreo para escuchar las sorprendentes historias que solía contar, historias de singular riqueza y fantasía, narradas con tal maestría que, por escasa que fuese la imaginación del oyente, éste no podía evitar verse transportado a los increibles lugares que nacían de la boca de Juan. Igualmente, Juan poseía la capacidad de hacer sentir bien con sus palabras, pues poseía la agudeza necesaria para leer en la mente de su interlocutor lo que deseaba oir...y decírselo como nadie.

Cuando alcanzó la mayoría de edad, Juan fue tentado por la política. Un amigo suyo metido en uno de esos partidos que dicen servir al ciudadano pero no dudan en permitir y promover la explotación laboral, los salarios basura, las pensiones de miseria para los ancianos y la privatización de la universidad, mientras sus líderes comen marisco, visten trajes de diseño y veranean en lujosas fincas, le ofreció aprovechar sus habilidades para "llegar lejos" y de paso "contribuir a lograr un país mejor".

Entonces las invenciones de Juan dejaron de ser inocentes fantasías, y se convirtieron en falacias destructoras para el pueblo. El argumento con que le convencieron para engañar a su gente, para hacerles ver que la pobreza, la exclusión social, el fracaso escolar, la marginalidad...y la opulencia, la explotación, los privilegios y el oscurantismo son "males menores imprescindibles para que el país progrese", fue el mismo que usó la Iglesia para tolerar el nazismo o para justificar la masacre de los indios en latinoamérica...para que el país salga adelante hay que permitir ciertas injusticias, hay que pactar con los asesinos y los esclavistas, hay que dejar sus sucias manos libres para que devoren los derechos del pueblo para saciar su ambición "por mucho que nos duela". Juan nunca se preguntó por qué, tras cientos de años de tolerar dichas desigualdades, el mundo sigue hundiéndose en la miseria y España sigue teniendo casi 9 millones de habitantes viviendo en la pobreza, cuando la solución a éste problema es tan simple e instántanea...como plantar cara a los oligarcas y repartir los recursos del país entre los ciudadanos garantizando sus derechos sociales y una igualdad de oportunidades efectiva que hoy no existe. Tampoco se preguntó por qué esos prebostes que admitían "con todo el dolor de su alma" esos sacrificios en carne ajena...no lo hacían en la propia y renunciaban a sus lujos y riquezas para dárselo al pueblo. Nunca se preguntó por qué quienes congelan salarios "por el bien del país" se suben meteóricamente los suyos de diputados. Nunca se lo preguntó...porque era más cómodo engañarse.

Juan fue elegido diputado. Su misión...justificar lo injustificable. Pactar con los asesinos del pueblo a cambio de financiación y privilegios para su partido. Aplacar la legítima rabia del pueblo cuando la gente era incapaz de llegar a fin de mes con falsas promesas. Engañar para que todo siguiera igual. En definitiva, decir lo que la cúpula del partido le mandaba y lavar su conciencia, cuando ya no podía más, con alguna insignificante iniciativa parlamentaria propia, que podía hacer siempre y cuando no perjudicara las líneas políticas generales del partido, es decir, la injusticia social más atroz. Juan engañaba a su conciencia diciendo que cuando llegara más alto haría que las cosas cambiaran, que ahora se vendía pero lo hacía "por una buena causa".

Olvidaba que ningún representante tiene derecho a hacer cambalaches con los derechos de su gente, pues la dignidad de cada uno de sus representados es sacrosanta, y venderla supone la peor atrocidad, más aun cuando se hace escudándose en la hipocresía de "velar por el bien de todos" (precisamente lo que Stalin hacía cuando fusilaba a su pueblo), pues cualquier pacto que sacrifique el bienestar de un sólo ciudadano es un crimen contra el pueblo y el robo más abyecto, pues implica hurtar a un hombre, a quien teóricamente se debe proteger, su bien más preciado. Olvidaba que quien es capaz de traicionar una vez a su hermano, cae en un grado de perversión moral que le hará volver a traicionarle todo lo que haga falta, y que para llegar a lo más alto en un partido como el suyo hay que perder por completo toda convicción ética. Y olvidaba, sobre todo, que el propio presidente del gobierno, de su partido, estaba sometido a los barones del mismo, que no tenía márgen de maniobra pues, en cuanto intentase cambiar algo, sería excluido como candidato no ya en las próximas elecciones internas... sino que probablemente a la semana siguiente sería instada su dimisión por el núcleo del partido "por haber traicionado el programa".

Con esas mentiras, y con el placer que le producía sentirse el rey del mambo en los plenos, recibir palmaditas en la espalda y gozar de los mejores hoteles y los más lujosos trajes, Juan iba esquivando a su conciencia...hasta un día en que decidió volver caminando del Congreso. Al pasar por una calle, vio un gran revuelo de gente. Se acercó y vio a un titiritero que manejaba una marioneta. A la gente le maravillaba el realismo de la misma...parecía un diminuto hombrecillo, fiel en cada movimiento a los propios del cuerpo humano...era fascinante. Se quedó hasta ver terminar el espectáculo, y entonces vio como el titiritero arrojaba al muñeco en su caja. La ilusión había acabado...y ya no era más que un desmadejado monton de madera tallada. Muerta, vacía, inútil... ya no era nada. Juan vio que él era aun peor que esa marioneta. Como ella, carecía de voluntad; ella nunca la tuvo, él la había vendido por ambición. La marioneta traía ilusión a la gente; él destruía con mentiras la esperanza de cambio del pueblo. Fue entonces cuando Juan decidió cambiar. Fue entonces cuando se liberó de sus cadenas y entró en un partido que efectivamente estaba al servicio del pueblo. Fue entonces cuando logró su recompensa, la que de verdad ansiaba: la gratitud de su gente y la plenitud que da saber que con tu esfuerzo estás contribuyendo a la felicidad de los demás, a que un niño vuelva a sonreir con esperanza y un anciano llore de alegría. Fue entonces cuando Juan encontró lo que buscaba... y fue feliz.


Última edición por icaro100 el Jue Nov 27, 2008 6:56 pm, editado 3 veces
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Mensaje por icaro100 Jue Mayo 29, 2008 6:00 pm

El final de la historia es prácticamente ciencia ficción...porque quien es capaz de seguir la carrera de Juan, vomita de tal forma sobre sus principios...que es prácticamente imposible que vuelva a recuperarlos. Su adicción al vicio de la ambición y al terrible crimen de la traición vuelven irrecuperables a la práctica totalidad de individuos que venden su alma al diablo y renuncian a su honor y su humanidad.
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Mensaje por icaro100 Jue Nov 27, 2008 1:58 pm

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